Hagamos un trato.

Peleas, las justas.
Alguna de vez en cuando, no por nada, sino porque me encantan las
reconciliaciones.
Te prometo carreras
del living a la cama y cientos de peleas de almohadas hasta que tu sonrisa le
gane a mi mirada y terminemos amándonos como locos.
Te voy a hacer
tortas de postre y si querés te espero despierta cuando llegues tarde.
A cambio de eso, no
te pido nada: simplemente quedate
conmigo.